TRES MITOS SOBRE LA PLACA BASE QUE DEBEMOS OLVIDAR POR COMPLETO
Las placas base son uno de los componentes más importantes de cualquier ordenador, y por muchas razones. Por un lado son, como su propio nombre indica, la plataforma base sobre la que se conectan todos los componentes de un PC, y actúan como nexo de unión entre ellos. Por otro lado, también juegan un papel importante en las tareas de alimentación, ya que proporcionan energía a todos los componentes.
A todo lo anterior debemos unir que las placas base también determinan qué componentes podremos utilizar y las actualizaciones que podremos realizar, lo que significa que, al final, tienen un impacto muy grande en la vida útil de nuestro equipo.
Por todo ello, debemos tener mucho cuidado a la hora de elegir la placa base de nuestro equipo, y en sentido amplio, porque elegir una placa base que no tiene todo lo que vamos a necesitar puede ser problemático, pero comprar un modelo que tiene cosas innecesarias también puede ser contraproducente, ya que estaremos pagando dinero de más por algo que realmente no vamos a utilizar.
No hay duda de la importancia que tienen las placas base en la informática moderna, pero a pesar de ello, y del tiempo que este componente lleva con nosotros, todavía se mantienen una serie de mitos que no hacen ningún bien al usuario, y que hoy vamos a revisar a fondo. Mi objetivo con este artículo es que podáis olvidaros de los cinco mitos más importantes que todavía se mantienen alrededor de las placas base, y que podáis tener una comprensión más clara, veraz y profunda de dicho componente.
1.-Todas las ranuras PCIe de una placa base son iguales
2.-El soporte de un procesador solo depende del socket de la placa base
Es cierto que el socket de la placa base es la pieza clave para asegurar la compatibilidad de un procesador, pero al final esta no es la única «pieza del puzle». Puede que un procesador determinado sea compatible con nuestra placa base, es decir, que podamos instalarlo sin problemas, pero también cabe la posibilidad de que al final nos llevemos la desagradable sorpresa de que el equipo ni siquiera arranca.
La compatibilidad física es una cosa, y esta se encuadra con el tipo de socket utilizado, pero el soporte a nivel de BIOS y de alimentación son dos cosas muy distintas. Así, por ejemplo, si queremos montar un procesador Ryzen 5000 en una placa base AM4 con chipset X370 no tendremos ningún problema durante el proceso de instalación física, ya que el chip encajará a la perfección en el socket, pero si no hemos actualizado la BIOS de la placa base este no funcionará, y el equipo no arrancará.
3.-Es mejor no actualizar la BIOS de la placa base
Otro mito que no solo puede ser problemático, sino que además es perjudicial para el usuario, sobre todo si este utiliza placas base de AMD basadas en la plataforma AM4, ya que estas gozan de un excelente soporte gracias a las numerosas actualizaciones de BIOS que han ido recibiendo, de hecho los modelos de 2017, basados en el chipset serie 300, pueden utilizar procesadores Ryzen 5000 si se actualizan a la última BIOS disponible.
Este mito tiene su origen en la creencia de que actualizar la BIOS sigue siendo tan complicado y peligroso como lo era hace muchos años, cuando en realidad ocurre precisamente todo lo contrario. A día de hoy, actualizar la BIOS de las placas base lanzadas con interfaz UEFI es tan sencillo que incluso un usuario sin experiencia podría hacerlo siguiendo unos sencillos pasos.
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